1. El amor es diferente a lo que creemos
Una investigadora descubrió que el amor se basa en pequeños momentos diarios y no en un todo más grande, como mucha gente siempre piensa. Esto significa que distribuimos nuestros patrones cerebrales con el de la persona por la que sentimos el amor, que puede ser cualquiera, y no solamente nuestra pareja.
2. Enfrentarse a los peligros te hace más fuerte
Aquellos que responden mejor a los miedos pueden llevar adelante tareas complicadas sin perder de vista el objetivo frente a situaciones aterradoras.

3. El olfato afecta las emociones

Es extraño pensar que el olfato afecte a las emociones mucho más que una canción, una imagen o una caricia, pero hay explicaciones científicas para esto. Mientras la información de los otros sentidos debe pasar por varios filtros para llegar al cerebro, los olores llegan directamente a la corteza olfativa, que esta cerca a la parte relacionada con las emociones.
Por otro lado, nuestro olfato no es algo de lo que estemos demasiado conscientes, por lo que mientras escuchamos y vemos atentamente.

4. Nuestra moral está atada a nuestras emociones
Los científicos han demostrado que cuando se muestra a una persona una imagen o video de alguien lastimando a otro, o haciendo algo malo, la parte del cerebro que se activa es la de las emociones, mucho antes que la moral. Primero nos da rabia, ira, enojo, y de esa manera llegamos a la conclusión de que es malo.

5. Los animales tienen emociones
Las personas que tienen gatos o perros están convencidas de que sus mascotas tienen emociones, y pueden entenderlos. Ahora se ha probado que hasta cierto punto es cierto: los animales tienen emociones iguales a las nuestras. Por supuesto, algunas más desarrolladas que otras, pero existentes.
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